miércoles, 17 de febrero de 2010

El inglés.

Julio 2010. Probablemente salí con el inglés más cazurro del Reino Unido: llevaba 6 años en España y lo único que había aprendido a decir en español era "gracias". Para él, Europa era la isla y Reino Unido el continente, y por supuesto, éramos los demás quienes conducíamos al revés, así que... ¿para qué iba a aprender español para vivir en España?

Todavía recuerdo el estrés que me supuso quedar con él por primera vez. Tenía que hablar en un idioma que no era el mío y a la vez parecer una diosa para impresionarle, y no es fácil cuando vas andando doblada porque llevas un diccionario Inglés-Español de 700 gr en el bolso. Creo que nunca me he puesto tan guapa para una cita como para aquella: había que compensar carencias. Lo que no sabía es que tendría que compensar también las suyas: cada vez que le preguntaba cómo se decía algún concepto en inglés, me respondía que ellos no tenían una palabra en su idioma para eso; y si buscaba la palabra en el diccionario y se la enseñaba, me decía que eso no existía. Verdaderamente aquel chico era muy guapo.

Lo bueno de salir con un extranjero al que no entiendes demasiado es que los temas nunca se agotan; siempre hay algo que no ha quedado claro en la conversación anterior y se puede retomar. Pero la ventaja, la gran ventaja es que si no le entiendes, parece menos gilipollas: los chistes tontos no son tontos, la tonta eres tú que no te enteras; él no dice nada inapropiado, eres tú que lo traduces literal; no es que él no entienda de nada, eres tú que no pronuncias bien y el pobre no se entera. En la incomunicación resultaba muy fácil pensar que era un chico ideal.

Hasta que desapareció.

Cuando pasaron 3 semanas y no supe de él entendí que algo se había perdido en la traducción. Me habían lanzado la bomba ninja. Zas! Un poco de humo y ya no había rastro del inglés. No respondía a las llamadas, ni a los mensajes y había misteriosamente desaparecido de internet. ¿Se habría caído por un terraplén mientras hacía motocross y estaba, oh, pobrecito, en coma y por eso no sabía de él?. "Con los dedos rotos es difícil responder a un sms" razonaba mi lado rosa del cerebro. Mi lado realista gritaba: "¡¡PEAZO DE CABRÓN!! ¡¡DIME LA VERDAD!!"

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